Mujer campesina ¡ahora!…

«El hombre y la mujer sufrimos las mismas penas.»

Expone: Compañera Enriqueta Mendez. Mujer Campesina de la Federación de Trabajadores del Valle del Chota – FETRAVACH – Provincia de Imbabura.

Compañeras: Yo soy una mujer de edad y es la primera vez que participo en este tipo de Encuentro. No se leer ni escribir, porque antes nuestros papas consideraban que la mujer no necesita conocer la letra.

Antes de que se parcelen las haciendas del Valle del Chota los negros eramos considerados como esclavos, trabajando de sol a sol como peones de hacienda. Mediante la organización se ha conseguido parcelar la mayoria de haciendas, y el que más tiene es una hectárea de tierra que ya no avanza para dar de comer a la familia.

Muchos negros salen del Chota especialmente los jóvenes porque ya no es posible de que sigan arrimados a las familias, pues ya no tenemos más tierra. Las mujeres jóvenes se dedican a comprar los frutos para vender en la carretera panamericana; algunas de ellas estan avanzando hasta los controles de tránsito de Ibarra y Otavalo.

Nosotros tenemos mucho recelo de hablar ante las personas extrañas tenemos miedo. Para los jóvenes el principal regocijo es el juego pero no se organiza.

Aqui en el Valle del Chota no hay quien diga «mi marido me va a traer el sueldo para la comida» ahora a lo menos ya no son peones, ya nos son marginados por los patrones, ya no son ultrajadores; es que antes les pegaban cuando faltaba el trabajo, porque obigatoriamente tenian tareas que hacer en la hacienda 5 días a la semana.

Hacían sufrir a la gente de mi zona; desde la Concepción hasta Mascarilla, Carpuela, Pusir, Tumbatú y el Juncal. Esta ha sido la causa de ser tan pobres, pero también existen diferencias por cuanto uno que otro tiene algunas comodidades, ahi ya no se llevan bien antes mientras más pobres todos se llevaban como hermanos, ahora existen diferencias.

En algunos sectores del Valle todavía no tenemos agua potable, utilizamos el agua de río; así el hombre y la mujer sufrimos las mismas penas. Pero también aquí tenemos diferencias entre el hombre y la mujer.

El hombre trabaja hasta medio día en cambio, la mujer viene a
cocinar luego dá de comer después busca que hacer ya sea en la familia, en la parcela o con los animales. La mujer no reposa es la víctima, hay mujeres que se quedan viudas con hijos
y tienen que hacer de padre y madre al mismo tiempo sin ayuda, sin apoyo de nadie.

05 de julio de 1985 Recopilación: William Pozo